sábado, 29 de mayo de 2010

En paz con Dios

“Justificados por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo.” (Rm 5, 1)

Estamos en paz con Dios no sólo porque Jesucristo, nuestro Señor, está mediando entre Dios y nosotros, ni sólo porque creemos en el amor de Dios y de Jesucristo, ni sólo porque tenemos fe en el perdón de Dios.
La experiencia de la paz con Dios es un don y una aceptación. Don de Dios, sin duda. Aceptación humana, sin duda, no sólo de la paz, sino de lo que consiguió la paz, que es la muerte del Hijo de Dios hecho hombre, Jesucristo el Señor. Aceptación de la vida nueva que nos dio, al derramar su Espíritu sobre nosotros. Aceptación de la nueva capacidad humana, por haber sido hechos nuevas creaturas, de llevar una vida santa; capacidad dada por el Espíritu que nos transforma interiormente, que nos renueva, que nos impulsa según el querer de Dios, capacidad de amar de modo nuevo a nosotros mismos, a los hermanos y a Dios.
La vida nueva del hombre es pura gracia. Aceptarla en fe nos hace justos, porque al aceptarla en fe nos adherimos a Dios que quiere obrar en nosotros y lo dejamos obrar. Por eso, la fe verdadera se vuelve obediencia, y la obediencia acata toda la ley de Dios que indica la forma de vivir de sus hijos.

1 comentario:

  1. Uno de los significados de justificar es hallar la razón, o porqué razón, sucede algo.
    Otro significado de esta palabra deriva de la justicia, lo que es justo , lo que corresponde a cada persona según esa justicia.
    En el Antiguo Testamento se aplica muchas veces a Dios el nombre de Justo, y a los santos se les dice los justos.

    El Nuevo Testamento nos propone para nuestra vida de santidad la Fe, ya no se trata de cumplir exteriormente leyes, sino de adherir de todo corazón a la Voluntad de Dios, de amarlo a Dios y de dejarnos amar por Él.
    Quien realizó este camino con perfección fue Jesús, hasta el punto de obedecer hasta morir en la Cruz por nosotros pecadores.

    Nosotros estamos en ese camino de seguir a Jesús en su obediencia al Padre, y no estamos sólos, tenemos al Espíritu Santo señalándonos constantemente en nuestro interior como seguirlo.

    Por supuesto que somos humanos y muchas veces nuestro seguimiento deja de serlo y se hace alejamiento.
    Para discernir hacia donde vamos tenemos el don de la Paz con Dios.
    Entonces lo primero a preguntarnos es ¿siento que estoy en paz con Dios?
    ¿Siento que acepto a Dios como mi Dios, que acepto su Voluntad en cada acto de mi vida?
    ¿Lo obedezco por amor?
    ¿Recibo el don de Dios que busca mi justificación, que yo responda a la razón amorosa porque fui creado?
    ¿Obedezco su Mandato de Amor amandome a mí misma, amando a los otros y amando a Dios?
    ¿Deseo la paz con Dios?
    ¿Qué voy a hacer para restablecer esa paz en mi interior?

    Dios está siempre cerca nuestro, y nos ha dado libertad. Son nuestros pasos , justificados por la fe, por medio de Jesucristo, los que nos hacen estar en paz con Dios.

    Vivamos con alegría esta vida siempre nueva y renovada de hijos de Dios.

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