Is 43, 18-19: "No se acuerden de las cosas pasadas, no piensen en las cosas antiguas; yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta? Sí, pondré un camino en el desierto y ríos en la estepa."
Algo nuevo anuncia Dios, y con Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, lo nuevo se hizo realidad.
¿Quién se habría imaginado que Dios se iba a hacer hombre? Nadie.
¿Quién de nosotros en la actualidad alcanza a dimensionar que Dios se ha hecho hombre y que eso tiene enormes consecuencias?
Dios se hizo hombre, sin dejar de ser Dios, y es como un camino en el desierto, como un río en la estepa, porque nosotros, los hombres, somos los que estamos en el desierto y somos el desierto, somos la estepa, y Él se ha acercado a nosotros para decirnos que Él nos ama, nos asume, nos defiende, nos atiende, nos perdona, nos transforma, nos rescata, nos acompaña, nos sana, hace nuevas todas las cosas.
Ese Dios encarnado también nos pide que nos encarnemos en nuestra ayuda a los demás, para que mientras nos elevamos hacia Dios, al mismo tiempo ayudemos a los demás para que se eleven a Dios, pero sin perder la encarnación. Es decir, al ayudar a los demás no hay que volar, sino bajar a donde están, poner los pies en la tierra, acercarse al dolor del otro, asumirlo como hermano, para rescatarlo de sus pecados y de los pecados que los demás o nosotros cometemos contra ellos, con una inmensa compasión por el que sufre y un inmenso amor por el que hace sufrir.
Y eso es nuevo, porque la actitud humana más frecuente frente al dolor es la venganza, enmascarada muchas veces bajo el grito de "¡Justicia!".
Y nuevo es también el modo del compromiso, porque el enemigo no es el pecador sino el pecado.
Nuevo también es el grado de paciencia y de humildad, porque lleva a sacrificarse por el otro, en la fidelidad del anuncio, fidelidad a Dios, al hombre, y a la verdad que hace libre.
Nueva es la madurez que pide en la relación con Dios, entrega sin edulcorantes, obediencia sin cuestionamientos, espera sin reclamos, confianza sin pruebas, adhesión sin escapar a la cruz.
Su amor se propagará por quienes se sumen.