martes, 1 de junio de 2010

Dejarse amar por Dios

"... El que me ama a mí será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él." Jn 14, 21
 
Dejarse amar por alguien, por una persona, es aceptar ante todo que es alguien distinto a uno mismo, es aceptar que es otro.
No es alguien a quien yo imagino a mi gusto y porque es fruto de mi imaginación hará lo que mi imaginación quiera.
Ese suele ser, mas de una vez el motivo ruptura de noviazgos y matrimonios.
Aceptar que Dios me ame es aceptarlo a Él, aceptar su persona tal como se ha dado a conocer, no como me lo imagino, como Él es.
Y el modo en que se manifiesta es ante todo su Palabra que está en la Biblia, pero también se manifiesta en lo que sentimos como respuesta cuando oramos, en lo que la Iglesia nos dice por medio del Papa, los obispos y pastores.
Pero también Dios nos habla a través de personas concretas que buscan nuestro bien. Cuando somos pequeños son nuestros padres y hermanos, luego, los maestros cuando nos casamos nuestro cónyugue, en nuestro trabajo nuestros jefes, y en toda comunidad cristiana Dios también nos habla a través de los hermanos.
Esta mediación humana que usa Dios tiene en nuestro interior obstáculos.
Ante todo no solemos por orgullo dar autoridad a otra persona para que nos diga lo que vé mal en nosotros y nos corrija. Generalmente aunque nos damos cuenta de que tiene razón en lo que nos corrije, buscamos el modo de desautorizarlo por su humanidad, que es igual a la nuestra, sin querer ver que es el modo en que Dios nos muestra lo que tenemos que cambiar.
Y en lugar de crecer espiritualmente, damos vueltas y quedamos igual, y  muchas veces, y nos encaprichamos como niños chiquitos en actitudes que nos dañan o que dañan a otros. Y esto se vuelve un circulo cerrado del que no salimos.
El modo de escapar de ese callejón sin salida en que nos metemos, es aceptar esa ayuda de personas humanas que Dios nos envía, pedir y aceptar esa ayuda y obedecer lo que Dios nos pide.
Es nuestra voluntad y decisión lo que nos hará corregirnos y avanzar.
Y cuando nos corrijamos y avancemos nos daremos cuenta que el amor de Dios que hemos aceptado nos ha dado felicidad.
Cada uno tiene su propia experiencia de dejarse amar por Dios los invito a que la compartan para que nos edifiquemos mutuamente.